April 2017 Prayer Partner Message
Dear Praying Friends,
I was born in what was then Sudan, now part of South Sudan. When I was young, I lived in a village called Renk with my family. We were very happy. Then, a war broke out in Sudan between the rebel movement, which was fighting for Sudan to have a democratic government, and the ruling government, which wanted to enforce religious Muslim laws.
One day the government and the rebels came to our village and starting shooting in the town. We fled our home village and traveled to Khartoum, the capital, where I went to a Muslim school. Despite my attendance at this school, the government began targeting me because they knew I was Christian.
My family and I fled to Egypt, which is where we became refugees. It was painful to think about my city being attacked during the war and very hard to see people being killed, having to flee, and becoming separated from their families. You ask yourself: Why? Is all of this violence and hate truly because we believe in Christ?
We applied to be resettled in the United States and were accepted. It was a great opportunity but also a very fearful moment for me: We were going to a strange place, where I didn’t know anybody, and I was very scared.
We took two long plane rides to Florida. When we arrived in Florida, my heart soared. The people welcoming us were strangers, but they came with a big banner, American flags, shouting “Welcome to America” and hugging us. In that moment, the fear of a strange new place was replaced by a feeling almost like we had family and friends here already. Even our apartment was ready and food was prepared for our first dinner.
Our home of Sudan had given us nothing but persecution and violence, and now in a strange place we were welcomed with love and in the spirit of Christ. This was a moment that will resonate in my mind and in our family’s mind forever. When I think about the role of the church, I always think about how cared for and loved my family felt when we arrived.
Now I work serving refugees in Christ’s name, and I am so thankful that I can do for other refugees what was done for me.
Please join me in prayer:
- For the estimated 21.3 million refugees in the world today, each one made in the image of God with inherent dignity and potential, that God would protect their lives.
- For the many refugees who are persecuted particularly because of their Christian faith, that God would strengthen and reward them.
- For refugees persecuted for other reasons — whether political opinions, ethnicity, religion, or another reason — that they would be welcomed and protected in the countries to which they flee.
- For refugees resettled into the United States, that local churches would continue to welcome them and that public policies would allow for refugees to continue to be welcomed.
Thank you,
Nhial Kou Dinka
Resettlement Specialist
World Relief, Jacksonville, Florida
Queridos amigos en Cristo,
Nací en lo que fue una vez Sudán y que ahora forma parte de Sudán del Sur. Cuando era joven, vivía con mi familia en una aldea llamada Renk. Éramos muy felices. Pero entonces estalló una guerra en el país entre el movimiento rebelde, que estaba luchando para que Sudán tuviera un gobierno democrático, y el gobierno, que quería hacer cumplir las leyes religiosas musulmanas.
Un día el gobierno y los rebeldes vinieron a nuestra aldea y empezaron a disparar en el pueblo. Nuestra familia abandonó el lugar y nos trasladamos a Khartoum, la capital, en donde asistí a una escuela musulmana. A pesar de que yo asistía a esa escuela, el gobierno comenzó a acosarme porque sabía que yo era cristiano.
Así que mi familia y yo volamos a Egipto en donde nos convertimos en refugiados. Es muy doloroso pensar en mi ciudad atacada por la guerra y más difícil aun ver gente asesinada, o teniendo que escapar y separarse de su familia. Así que uno se pregunta ¿por qué pasa todo esto? ¿Es todo este odio y violencia solo porque creemos en Cristo?
Nuestra familia aplicó para restablecerse en los Estados Unidos y fuimos aceptados. Fue una gran oportunidad, pero al mismo tiempo un momento en el que me sentí muy temeroso; estábamos yendo a un lugar extraño en el que no conocía a nadie y yo estaba muy asustado.
Tomamos dos largos vuelos hasta llegar a Florida. Cuando llegamos, mi corazón se estremeció. Las personas que nos recibieron eran extraños, pero llegaron con una gran pancarta, banderas americanas y, abrazándonos, gritaban: “¡Bienvenidos a América!”. En ese momento, el miedo a un lugar desconocido fue reemplazado por un sentimiento como si casi ya tuviéramos amigos y familia en este lugar. Incluso nuestro apartamento ya estaba listo con alimentos preparados para nuestra primera cena.
Nuestro hogar en Sudán solo nos ha dado persecución y violencia, y ahora, en un lugar desconocido éramos recibidos con amor en el Espíritu de Cristo. Este fue un momento que quedará para siempre en mi mente y en la de mi familia. Cuando pienso en el papel de la Iglesia, siempre recuerdo cuánto cuidado y amor recibimos cuando llegamos.
Ahora yo trabajo ayudando a los refugiados en nombre de Cristo y me siento muy agradecido de que pueda hacer por otros lo que antes hicieron por mí.
Por favor, únanse conmigo en la Oración para que:
- Dios proteja las vidas de cada uno de los más de 21.3 millones de refugiados que hay en el mundo hoy, hechos a imagen de Él con un inherente potencial y dignidad.
- Dios pueda fortalecer y premiar a los muchos refugiados que son perseguidos particularmente por su Fe Cristiana.
- Sean bienvenidos y protegidos en los países a los que viajan los refugiados perseguidos por otras razones, sean estas políticas, étnicas, religiosas o por cualquier otra causa.
- Las iglesias locales puedan continuar dando la bienvenida a los refugiados que se restablecen en los Estados Unidos, y para que las políticas públicas permitan a estos refugiados ser bienvenidos.
Gracias,
Nhial Kou Dinka
Especialista en Reasentamiento
World Relief, Jacksonville, Florida